EDITORIAL: El voto de la población migrante, el gran olvidado

En estas elecciones municipales de mayo será la cuarta ocasión que tendrán algunos ciudadanos no comunitarios desde el inicio de la democracia española para poder votar. La primera vez que lo pudieron hacer fue en 2011. Desde entonces, pueden ejercer el sufragio activo (sólo pueden votar), no así el pasivo (no son elegibles).

Desde entonces, la participación en las elecciones de estos colectivos es muy minoritaria, muy por debajo de la de las personas con nacionalidad española. También el interés que esta cuestión despierta en la sociedad ha ido decayendo. En este sentido, es pertinente hacer una reflexión al respecto para identificar cuáles son las causas y, sobre todo, las consecuencias de mantener al margen de los mecanismos democráticos a una parte tan significativa de nuestra población.

Es importante destacar que para poder hacer uso de este derecho se deben de cumplir tres requisitos. El primero y más importante es que sólo podrán optar a este derecho quienes sean nacionales de un país con el que España haya firmado un convenio o tratado de reciprocidad en materia de voto municipal, de manera que los españoles residentes en ese país tengan, también, el derecho de sufragio activo. El segundo, en importancia, es que tengan su tarjeta de residencia en vigor y que hayan residido legal e ininterrumpidamente en España en los últimos 5 años. En tercer lugar, deberán manifestar su voluntad de ejercer el derecho de sufragio activo (condición común también para los votantes comunitarios) mediante su inscripción expresa en el Censo Electoral. 

Por tanto, reciprocidad, residencia e inscripción en el censo electoral, son las tres condiciones para ejercitar este derecho. 

Antes de las elecciones de mayo de 2011, el Gobierno español logró la ratificación por el Congreso de los acuerdos de reciprocidad con 12 países: Ecuador, Bolivia, Chile, Colombia, Perú y Paraguay además de otros países con un número mucho menor de población residente en España (Noruega, Islandia, Cabo Verde) o realmente muy poco significativa (Trinidad y Tobago, Nueva Zelanda). Desde entonces, sólo se han añadido dos países más: Corea y Reino Unido, lo que da idea de lo los límites de esta vía. 

En datos totales, en las elecciones de 2023 podrán participar 455.024 personas extranjeras, según el INE, de 13 países. En 2019 fueron 280.316. Esta diferencia tiene que ver con que en 2023 se ha incorporado también el Reino Unido, tras el Brexit. 

Sin embargo, las cifras de participantes en las elecciones, inscritas en el censo electoral, están muy por debajo de estos números y la tendencia parece ser a la baja. Si en el 2011 se inscribieron cerca del 15% de los que podían votar, en 2015 lo hicieron un 7% y en 2019 un 6%, según un estudio del Diario.es. No sabemos de éstos cuántas acaban votando o se abstienen. Para estas elecciones, tal como están discurriendo las cosas, no es muy aventurado pronosticar que seguirá bajando en número de inscritos.

Se impone una pregunta, ¿por qué participan tan poco en las elecciones municipales los ciudadanos no comunitarios?

Lo que más limita la participación es el requisito de reciprocidad pues deja fuera a los colectivos más numerosos en España, como es la población marroquí y china, que juntas suponen cerca del 40% del total. 

Además, el criterio de la reciprocidad tiene otros inconvenientes graves. Además, de ser injusto por no tratar a todos las personas por igual, genera agravios comparativos entre las diferentes nacionalidades. Es muy insuficiente desde el punto de vista democrático, pues además de excluir a los colectivos más numerosos, implica que el derecho al voto quede condicionado al lugar de nacimiento de una persona, de forma que el hecho de residir de forma estable en España no es determinante porque no da derecho a formar parte de la comunidad política. 

Asimismo, el tercer requisito, la inscripción obligatoria en el Censo Electoral, acaba constituyendo otro filtro disuasorio del ejercicio al derecho a voto ya que los plazos para inscribirse están muy alejados de la campaña electoral (terminaron el 15 de enero). Un momento en el que no hay candidaturas ni ambiente electoral que pueda estimular la participación. Tampoco la falta de información de la Administración y la poca atención prestada por partidos políticos y ONGs ayuda a promover las inscripciones. 

Es, por tanto, la aplicación combinada de los tres requisitos (reciprocidad, residencia previa e inscripción en el censo) lo que explica la poca participación de las personas migrantes en las elecciones municipales. 

Se impone una reflexión sobre los requisitos (en especial la reciprocidad) que condicionan la participación política de esta parte de nuestra población. La reciprocidad se introdujo en la Constitución española en una época en que España era un país de emigrantes, pensando en los españoles que estaban fuera. De ahí vienen sus limitaciones. Ahora somos un país de inmigrantes y la norma muestra graves carencias para adaptarse a este nuevo contexto. Por ello, la mayoría de los estudiosos consideran la norma un obstáculo insalvable y la reforma del artículo 13. 2 de la Constitución parece la única solución posible. 

Si queremos seguir avanzando hacia una sociedad más igualitaria y democrática es necesario situar la residencia como un requisito principal para los derechos políticos y de acceso a la ciudadanía. Es necesario situar en el debate público la importancia de esta cuestión y recuperar la relevancia que tuvo en otros momentos con campañas como “aquí vivo, aquí voto”. 


Editorial: VOTAR PARA CONSTRUIR #YoVoto

En los próximos meses de abril y mayo se abre un nuevo ciclo electoral en el cual los ciudadanos elegiremos a nuestros representantes para el Congreso y el Senado en España, para el Parlamento de la Unión Europea y para las corporaciones de nuestros municipios. En algunas comunidades autónomas se elegirán también a los representantes autonómicos.

En acciónenred Andalucía tenemos como objetivo la transformación social hacia un horizonte de mayor justicia social y por eso consideramos fundamental en nuestra acción socio-política fomentar una apuesta decidida por los derechos humanos, una ciudadanía crítica e implicada, así como la lucha por la profundización de nuestra democracia, sus  valores, mecanismos y procedimientos.

De cara a estas elecciones, queremos animar a la participación electoral y consideramos que deben de ser tenidos en cuenta, a la hora de ejercer nuestro derecho al voto, los siguientes aspectos:

- Estas elecciones no son unas elecciones cualquiera desde un punto de vista global y europeo. Asistimos a una oleada de conservadurismo que está irrumpiendo en un contexto de crisis de representación política. En la Unión Europa se está produciendo una quiebra de confianza entre los estados miembros que está haciendo tambalear algunos de los principales pilares de su fundación, como la solidaridad y la cohesión social, lo que está facilitando que toda una serie de partidos de la familia de la extrema derecha estén alcanzando posiciones representativas relevantes en los ámbitos locales, regionales, nacionales y europeos.

Esta tendencia podría estar alertándonos de la existencia de una salida conservadora e involucionista como respuesta a la profunda crisis de representación que viven los países europeos tras la crisis económica y el tipo de medidas de austeridad decididas por los dirigentes políticos. En efecto, los representantes europeos, salvo excepciones, decidieron hacer recaer las consecuencias de la crisis sobre la mayoría de la población, erosionando así los regímenes de bienestar de los que disfrutábamos.

La incapacidad para llegar a acuerdos en materia del rescate y acogida de las personas migrantes y potenciales solicitantes de protección internacional que llegan a nuestras costas, la disparidad entre la orientación hacia una unión e interdependencia económica cada vez más profunda, la falta de avances en una unión política o fiscal que ponga en el centro de la vida política a las personas y sus problemas, entre otras cuestiones, allana el camino a mensajes populistas de la extrema derecha que llaman al repliegue nacional como forma afrontar problemas que afectan a Europa. Este repliegue nacional no se basa en una sana y necesaria aspiración de mayor protagonismo de la ciudadanía en las decisiones que les afectan, sino en explotar el miedo al “otro” (al de la nación distinta, a la persona extranjera, migrante, refugiada, al diferente).

- Éstas tampoco son unas elecciones cualesquiera en términos internos. En España nos encontramos con la posibilidad real de unos acuerdos post-electorales que lleven a un gobierno profundamente conservador Ello en un contexto en el que es la extrema derecha quién está logrando imponer su discurso y agenda política a los dos grandes partidos de la derecha, que han extremado y radicalizado sus posiciones.

En el caso de que se conformara un gobierno de estas características derechistas es previsible que se siga ahondando en políticas ya vividas con gobiernos recientes, caracterizadas por un menoscabo en derechos laborales y sindicales, una profundización en la desigualdad, un desmantelamiento progresivo de los pilares del Estado del Bienestar (educación, sanidad, servicios sociales) y concesiones en materia de igualdad entre hombres y mujeres o en el control de los flujos migratorios, que hacen peligrar los significativos avances que la sociedad española venía experimentado desde la instauración democrática de 1978.

- También nos preocupa, en este contexto de urgencia, la falta de acuerdo entre las fuerzas progresistas para priorizar el interés general de la ciudadanía. Las fuerzas de izquierda de este país debieran actuar con una mayor responsabilidad, animar e ilusionar a la población demostrando no sólo que es posible una nueva forma de hacer política sino llevarla a la práctica, formando gobiernos cuyas políticas sociales se plasmen en certezas y mejoras para la vida de las personas.

Por todo ello, desde Acciónenred Andalucía queremos hacer un llamamiento público para animar a votar en estas próximas elecciones.

Por responsabilidad cívica y respetando todas las opciones (desde el no votar, a votar el partido que cada uno considere puede representar mejor sus intereses), creemos que en estas elecciones estamos ante la posibilidad real de un retroceso en derechos y libertades fundamentales en nuestra sociedad. Queremos que este voto no sea producto del miedo o la preocupación de lo que pudiera pasar si llega a gobernar la derecha sino que sea un voto propositivo y crítico, para construir una sociedad cada vez mejor. Creemos que el sentido del VOTO debe dirigirse hacia aquellos partidos progresistas que defiendan en sus programas propuestas destinadas no a recortar derechos sino a ampliarlos, no a crispar y enfrentar a los españoles sino a fomentar el diálogo, respetando la pluralidad y diversidad del país, no a hablar de la patria agitando banderas, sino a defenderla con políticas sociales que permitan que todos, y no unos pocos, vivamos mejor.

Es España sabemos que una alta abstención favorece a la derecha, cuyo electorado suele movilizarse para el voto. Además, en tiempos de incertidumbre como en los que vivimos, las campañas electorales deciden en mayor medida el sentido del voto de amplios sectores.

Por ello, animamos a la movilización de un VOTO que permita avanzar hacia la defensa de  unas políticas que garanticen reivindicaciones tan elementales como la defensa de una Europa que ponga en el centro de sus políticas la solidaridad con las personas migrantes y refugiadas que arriesgan su vida en el mar, prioricen el acuerdo en torno a la defensa de los derechos humanos y tratados del mar en el rescate y acogida de personas susceptibles de ser potenciales solicitantes de protección internacional. Políticas que apuesten  por implementar y fortalecer un sistema de acogida de refugiados, digno, útil y suficiente y se comprometa con las recomendaciones del Pacto Mundial de las Migraciones para establecer flujos seguros y ordenados de migrantes. Unas políticas públicas que incidan en la necesidad de favorecer los procesos de integración de millones de personas de origen extranjero y de sus hijos que ya hoy son ciudadanos de la Unión Europea y, por lo tanto, aumenten el reconocimiento en derechos políticos para que puedan elegir a sus representantes.

Un voto responsable y comprometido con la lucha contra el cambio climático, que defienda políticas encaminadas a reducir el impacto de las emisiones contaminantes, apueste por las energías renovables y fomente el transporte público, entre otras medidas. Un proyecto que defienda políticas locales que promuevan ciudades más sostenibles y habitables en términos de transporte, vivienda, ocio, etc.

Consideramos fundamental apostar por políticas de justicia social que pongan freno a la desigualdad que en nuestra sociedad sigue aumentado. Es necesario implementar medidas encaminadas a favorecer la inclusión de aquellos sectores más empobrecidos, entre ellos la infancia y la adolescencia, así como los hogares monoparentales. Fortalecer los pilares del Estado del Bienestar desde la universalidad y la eficiencia de los servicios públicos y las medidas de protección social son los principales mecanismos cohesionadores de la sociedad. Garantizar un sistema público de pensiones así como políticas activas de empleo de calidad que favorezcan que miles de personas y sus familias salgan de los procesos de exclusión a la que se ven abocados por el tipo de empleos precarios que tienen.

Votamos por la defensa de políticas transversales que garanticen la igualdad en todos los ámbitos de la sociedad, también entre hombres y mujeres, priorizando medidas que garanticen los derechos laborales de las trabajadoras domésticas a la vez que pone fin a la brecha salarial. Políticas comprometidas con la erradicación de los asesinatos por violencia sexista, que potencien recursos y protección a las víctimas, y trabajen desde edades tempranas por la prevención y la educación sexual. Que apuesten por la conciliación entre la vida personal y la laboral, además de poner en el centro de la vida política y social el ámbito de los cuidados.

Por todo ello, el próximo 28 de abril VOTEMOS. Si no votas otros decidirán por ti. Y que los políticos sepan que el voto de los ciudadanos no es un cheque en blanco sino una exigencia; la de mejorar las condiciones de vida de las personas.

#YoVoto feminismo

#YoVoto por proteger nuestro planeta

#YoVoto por la convivencia intercultural

#YoVoto por lo público

#SiNoVotasOtrosDecidenPorTi

Abril 2019

acciónenred Andalucía