Editorial: “Ciudades habitables, ciudades sostenibles”

Desde accionenred Andalucía hemos emprendido en el último curso, 2017-2018,  un acercamiento a los movimientos sociales que claman por una ciudad más verde, más habitable y más pensada para la ciudadanía en la ciudad de Sevilla.

El 55% de la población mundial viven en las ciudades y se estima que en 2050 este porcentaje será en torno al 65%. La gestión de las ciudades, que recae principalmente en los ayuntamientos, requiere de una mirada muy cercana, muy pensada para resolver y facilitar la vida de las personas, donde la ciudadanía sea el centro y la habitabilidad sea el componente esencial.

La habitabilidad hace mención a una serie de aspectos como son la salud ambiental, la presencia de zonas verdes, la sensación de naturalidad, la movilidad  basada en transporte público asequible y desplazamientos sin motor, el acceso al agua, la reducción de residuos y la adecuada gestión de los mismos, la limpieza de las calles y plazas, las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, el uso y disfrute de los espacios públicos, la seguridad, la gobernabilidad y  otras cuestiones referentes al bienestar del ciudadano.

Desde acciónenred Andalucía apostamos por unas ciudades donde:

  • La calidad de la atmósfera sea alta y se reduzcan a cero los episodios de contaminación atmosférica por partículas, Ozono troposférico, NO2  y SO2.  La Organización Mundial de la Salud cifra en unas 15.000 las muertes prematuras en España por esta causa, especialmente en las ciudades. El tráfico es el principal causante de esta situación.
  • La movilidad en la ciudad sea verdaderamente sostenible. Para ello, deben incrementarse de forma considerable los transportes intermodales con precios asequibles para la población, con una inversión acorde con las posibilidades de la ciudad, y que conlleven una reducción del tráfico entre el 15-30% en los próximos 5 años. La promoción e inversión  en medios como tranvía, metrobus o  metro ligero en superficie están siendo las medidas principalmente adoptadas en ciudades europeas con reconocimiento en sostenibilidad (Nantes, Burdeos, Barcelona,  Friburgo,..)
  • Se fomenten los desplazamientos a pie y en bicicleta. Ello es factible invirtiendo en seguridad para estos vehículos, aumentando los carriles bici hasta zonas no accesibles e invirtiendo en conservación de los existentes. La promoción de la bicicleta es también dependiente de la existencia de corredores verdes que producen sombra y animan al uso de la bicicleta como medio principal de transporte.
  • Se aumenten  las zonas verdes hasta alcanzar los 50m2 por persona como ya disponen en muchas ciudades Verdes Europeas.
  •  Los espacios públicos sean seguros, amplios, verdes, con suficiente sombra, fuentes y listos para ser disfrutados por todas las edades. La peatonalización de calles de la ciudad transitadas a pie y la reducción del acceso del tráfico a los centros urbanos facilita el disfrute del espacio público.
  • Se realice un plan de conservación de la biodiversidad, especialmente en nuestros parques y jardines y zonas arboladas. En muchas ciudades europeas se identifican los árboles, los arbustos, se cuidan los alcorques, se mantienen adecuadamente los árboles para evitar su tala. La tala de 500 árboles que ha llevado a cabo el Ayuntamiento de Sevilla, por ejemplo, en este mes de julio de 2018 muestra un abandono del cuidado de los árboles de esta ciudad en los últimos años.
  •  Se aumente la eficiencia en el uso del agua y la recogida de agua de lluvia y su uso para riegos.
  • Se reduzca  la producción de residuos y se fomente la recogida selectiva y el posterior reciclaje, informando a la población del destino de los residuos que recoge. El fomento de espacio de compostaje en parques y jardines implicaría a la ciudadanía en la gestión de sus residuos.
  • Se disminuya el nivel de ruido en la ciudad. Esta medida tiene una alta relación con el tráfico en la ciudad, especialmente en las zonas céntricas y congestionadas.

Todas las medidas planteadas anteriormente son necesarias para mitigar el cambio climático y adaptarnos a los aumentos de temperatura previstos para las próximas décadas, que en el mejor de los casos será de 4ºC de media en el 2100.

Sevilla se ha postulado en los dos últimos años a Capital Verde Europea, el prestigioso galardón que otorga la Comisión Europea desde 2010.  En ambas convocatorias no ha pasado el primer corte. Esto nos hace pensar que todavía estamos lejos de ser considerada una Ciudad Verde. Para serlo debemos incidir en todas las cuestiones anteriormente planteadas.

Desde hace unos meses varias organizaciones, entre las que nos encontramos, hemos iniciado un espacio de reflexión y acción donde reclamar al Ayuntamiento de Sevilla una ciudad más habitable, más verde y más saludable. Estamos reclamando que se proponga un Plan de Acción  de Cambio Climático y Energía Sostenible real y acorde con las necesidades de la ciudad, y que se desarrolle un modelo de ciudad que realmente apueste por la energía limpia, los espacios habitables y la ciudad saludable que deseamos.  Este curso seguiremos en esa causa y, a ser posible, haciéndola extensible a otras ciudades andaluzas.

 


Editorial: ¡A por todas!

Lanzamos nuestro segundo boletín aún embriagadas por la magnitud que ha tenido la huelga feminista del 8 de marzo.

Desde acciónenred Andalucía nos hemos esforzado intensamente por contribuir al éxito de lo que ha sido una jornada de movilizaciones feministas sin precedentes.  Nos hemos implicado en los espacios donde se han vertebrado los preparativos de las movilizaciones, hemos lanzado una campaña de difusión propia  bajo el lema ¡A por todas! para fundamentar las razones que nos llamaban a la huelga y hemos desarrollado actividades de sensibilización para promover las movilizaciones.

Es todo un honor para las mujeres y hombres de nuestro colectivo  haber formado parte de esta gran marea violeta. Ni tan siquiera quienes olíamos su proyección, podíamos imaginar sus dimensiones.

Ahora, tras la resaca de este 8 de marzo, se hace necesario detenernos a reflexionar sobre los antecedentes y las claves de su alcance, la fisionomía de este fenómeno, los contenidos expresados y los retos a los que nos enfrentamos.

A lo largo de los últimos años, veníamos observando signos llamativos de cómo se estaba articulando y expresando el movimiento feminista en nuestro entorno y en el ámbito internacional. Las encuestas sobre valores eran contundentes en el caso español, particularmente en las generaciones más jóvenes. Más allá de estas mentalidades antisexistas, la sociedad civil con  el movimiento  feminista en cabeza, venía expresándose de manera multitudinaria: contra la reforma del derecho al  aborto de Gallardón, en el 7-N de 2015 contra las violencias machistas, “las manadas feministas” para apoyar a la víctima de la violación de Sanfermines o en los paros y movilizaciones el pasado 8 M de 2017. Unas movilizaciones, por otra parte, que no son ajenas a la impronta  que ha dejado en nuestra sociedad el 15-M.

Sin embargo, es evidente que estos hitos, las resonancias del #Metoo, la implicación de los medios de comunicación en la convocatoria, el apoyo de sectores y mujeres relevantes en el escenario público, el refuerzo por parte de un amplío espectro de partidos, sindicatos o entidades de la izquierda social, han sido claves pero no pueden agotar la explicación de las dimensiones que en España han tenido las movilizaciones feministas. Convendría, por tanto, estudiar con  mayor detenimiento los antecedentes y la propia historia del movimiento feminista en nuestro país  para comprender cómo hemos llegado hasta aquí.

Algunos elementos de la convocatoria han ayudado también a su impacto social: El hecho de apuntar a un horizonte más amplío de reivindicaciones que sintoniza especialmente con las generaciones más jóvenes, que encuentran un cauce de expresión para su descontento; una orientación que ha desbordado igualmente la agenda institucional, focalizada en la violencia y en la paridad; la propia definición de la huelga, no circunscrita a la esfera laboral sino centrada también en cuidados, estudiantil y de consumo; el notable activismo en las redes sociales, o la pluralidad de expresiones de protesta que se ofrecían bajo la denominación de “huelga”, han podido funcionar como elementos eficaces para la movilización.

En este sentido, la transversalidad del movimiento de la que da cuenta esta pluralidad generacional, el arraigo demostrado tanto en los entornos urbanos como en los rurales y, por supuesto, el gran impacto que ha tenido en el conjunto del país, nos brinda oportunidades excepcionales de intervención socio-políticas. Es necesario que las demandas expresadas encuentren una traducción real en la agenda política y se articulen cauces de expresión e intervención sociales adecuados para este amplío espectro social. Por su parte, las estructuras organizativas feministas se deben reconfigurar para dar cabida a los nuevos espacios que vienen emergiendo y para visibilizar la pluralidad del feminismo. Hay que seguir trazando hojas de ruta que transiten por la necesaria autotransformación de los individuos pero también por cambiar las mentalidades y estructuras sociales, políticas y económicas. Y, obviamente, este nuevo escenario nos da impulso para seguir defendiendo y fortaleciendo las exigencias emancipatorias que entraña ensanchar los márgenes de libertad y de igualdad para todas las personas.

Por todo ello, y por todo lo que está por venir, desde acciónenred Andalucía insistimos:

Ganando en igualdad, gana toda la sociedad. Así que… ¡a por todas!