Lecturas veraniegas
7 julio 2020
Os hemos preparado un par de
dosieres para que os zambulláis de lleno este verano en la lectura
de artículos de interés sobre algunos de los pertinentes debates
que nos inundan estos días.
Se trata por un lado de una
recopilación de artículos sobre sexualidad que lejos del ruido de
estos días sobre transexualidad pretende contribuir a una reflexión
que facilite el diálogo público sobre la base de ideas
fundamentadas en una materia tan compleja.
Por otro lado, hemos agrupado algunos textos sobre cuestiones medioambientales ancladas en el contexto de la pandemia (concretamente sobre los interrogantes en torno a pandemia y ecocidio, gobernanza climática, respuestas ante la crisis económica, retos en Andalucía, entre otros).
DOSIER ENREDOS FEMINISTAS ¿HABLAMOS DE SEXO?
DOSIER PANDEMIA Y CRISIS ECOLÓGICA
Respuesta frente a la emergencia climática en Sevilla
6 julio 2020
En este vídeo Francisco Vega nos explica porqué estamos implicados acciónenred en el Movimiento de Entidades por el Clima de Sevilla, cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta Sevilla en relación a la emergencia climática y qué propuestas formulamos para hacer frente a la misma.
Edición gracias a @borja_zen
¿Qué es el Movimiento de Entidades por el Clima de Sevilla (MECS)?
Es
un movimiento de entidades diversas de la ciudad de Sevilla,
ambientales y otras, interesadas por impulsar respuestas decididas y
concretas frente a la emergencia climática a nivel local.
¿por qué una entidad como nrd está implicada en cuestiones de sostenibilidad y emergencia climática?
Acciónenred
forma parte activa del movimiento desde sus inicios porque pensamos
que las consecuencias del cambio climático son uno de los
principales retos actuales a los que nos enfrentamos, que va a venir
a transformar la sociedad y las ciudades tal como las conocemos,
afectando a la vida de las personas y empeorando nuestra calidad de
vida, y queremos contribuir a dar una respuesta multidisciplinar a
este reto promoviendo una transición justa hacia una ciudad más
sostenible y verde.
¿Cuáles son los principales problemas de nuestra ciudad?
Los
principales problemas a los que se enfrentan las ciudades en este
ámbito son los derivados del modelo de movilidad y transporte, la
contaminación derivada del transporte rodado, el consumo de energía
y de agua, la reducción en la generación de residuos y la cobertura
vegetal insuficiente que mitigue los efectos del cambio climático,
como son una posible subida de temperaturas. En las actuales
circunstancias de emergencia sanitaria por la COVID-19, cobra mayor
importancia la relación entre salud y cambio climático, hay que
atender a la biodiversidad de nuestros ecosistemas como medio para
prevenir pandemias como la que sufrimos. Además, hay que incidir más
aún en un modelo de ciudad que permita un uso y movilidad seguros y
saludables.
¿qué propuestas concretas lanzaríais?
Como
parte del Movimiento de entidades por el clima de Sevilla, hemos
lanzado una serie de propuestas concretas de emergencia a corto/medio
plazo que incluyen: 1/ aumentar el espacio en la vía pública para
los modos de transporte más sostenibles en detrimento del tráfico
rodado, 2/ la mejora del transporte público con un énfasis
metropolitano e impulsando transformaciones como la puesta en marcha
de líneas de autobuses rápidos (BTR) y 3/ priorizar la sombra verde
en la ciudad.
EDITORIAL: Búsqueda del bien común frente a los efectos de la pandemia
06 julio 20
Hace más de tres meses del inicio del confinamiento. En este tiempo
han pasado demasiadas cosas. Desde la llamada “gripe española”
no se producía una pandemia con esta intensidad y extensión,
originando una crisis sanitaria difícil de olvidar. La pandemia ha
parado el mundo, está teniendo un elevado impacto y está generando
una crisis económica cuyos efectos aún hoy son difíciles de
calcular en cuanto a gravedad y que anuncia una crisis social en
términos de desempleo, pobreza y bienestar.
España ha sido uno de los países europeos más afectado por el
coronavirus, tanto por el número de personas fallecidas e infectadas
como por el colapso sanitario. Las heridas, angustias
y miedos generados por lo vivido
serán difícil de sanar, sobre todo para
las personas que han perdido a sus seres queridos sin poder
despedirse de ellos y para el personal
sanitario, al que nunca acabaremos de reconocer su valía y
descomunal esfuerzo. Igualmente, hay que reconocer el comportamiento
ejemplar de la mayoría de la ciudadanía, así como las múltiples
iniciativas de solidaridad.
Al final del desconfinamiento, y pasado lo peor de la pandemia,
podemos mirar atrás y analizar lo ocurrido con el propósito de
extraer algunas enseñanzas, entre otras razones, para prepararnos
mejor ante una posible segunda oleada del virus. Podemos decir que
todos los gobiernos reaccionaron más o menos tarde,
seguramente debido a lo inédito de la situación, a pesar de las
advertencias científicas sobre este riesgo. Es probable que muchas
de las decisiones improvisadas, cortoplacistas y, en algunos casos,
erróneas tengan que ver con la falta de
conocimiento sobre cómo proceder ante el virus, la dificultad de
trasladar las evidencias científicas del momento a decisiones
políticas y la debilidad de nuestro sistema sanitario, resultado de
unos años de intenso recorte de las inversiones en salud. A esto
habría que añadir las carencias detectadas en nuestro sistema
autonómico, como la falta de coordinación en la toma de decisiones,
que están detrás de algunas de las críticas al gobierno por parte
de los responsables de las CCAA. A pesar de ello, aceptar que hay
países que han estado mejor preparados que otros para combatir la
pandemia y que la han gestionado mejor formaría
parte de un debate razonable en el espacio público, que
serviría para revisar lo que hemos hecho y mejorarlo.
Sin embargo, esta mirada retrospectiva no puede obviar que la
situación obligaba al gobierno a tomar decisiones complejas en las
que era difícil compatibilizar las diferentes perspectivas sobre un
mismo asunto, las distintas consideraciones contradictorias en muchos
casos, los intereses encontrados…
y que, en la mayoría de los casos, las decisiones en entornos de
complejidad son trágicas (asunto de la UCI/respiradores, dilema
entre salud y economía…). No obstante, todo ello no exime de la
obligación de tratar de acertar con lo que es mejor en cada caso. La
exigencia de responsabilidades ha de tener siempre en cuenta estas
tensiones y quienes deciden tienen la responsabilidad de mejorar los
procedimientos de la decisión.
Casi
desde el principio, la derecha y extrema derecha han puesto en marcha
un tipo de crítica que sólo buscaba la polarización y el rédito
político. En sus críticas al gobierno, se han guiado por dos
principios ajenos a tratar de buscar soluciones frente a la pandemia:
uno, la supuesta ilegitimidad de este gobierno, que vienen planteando
desde el mismo momento de su formación, y otro, una crítica cuyo
objetivo es buscar culpables de lo que está ocurriendo, como si la
pandemia fuera un castigo y no una enfermedad. La estrategia de la
derecha responde al objetivo de
desgastar y trasformar la crisis sanitaria, primero, y económica,
después, en una crisis política que acabe con el gobierno y le
obligue a convocar elecciones al no poder aprobar los presupuestos.
Descalificar en bloque la gestión del gobierno es su obsesión. Esta
táctica se va haciendo cada vez más insoportable y cuenta con la
complicidad de determinados sectores de la judicatura y de la Guardia
Civil, por no nombrar a determinados medios de comunicación.
Paradójicamente, el ruido va creciendo a la par que el PP pierde
aliados.
Desde muy pronto, la derecha
ha intentado trasladar a la
ciudadanía este discurso para que desconfíen de lo que hace el
gobierno. Para que los miedos, incertidumbres y malestares se
transformen en indignación contra el gobierno. Ha intentado desde el
inicio que la polarización política se traduzca en polarización
social. En vez de fomentar la cooperación ha buscado el
enfrentamiento y la división. Es verdad que los insultos, el
linchamiento social y la manipulación relacionada con las
restricciones de determinados derechos derivadas del estado de alarma
no son del agrado de una mayoría social. Sin embargo, en situaciones
de incertidumbre y caos, los bulos y las fake
news pueden fomentar esas actitudes y
la polarización al servicio de posiciones poco democráticas.
Toca ahora, tras la
destrucción provocada por el coronavirus, reconstruir. A diferencia
de lo que ocurrió en 2008, tanto Europa como el gobierno español
han tomado medidas para paliar los efectos inmediatos: ERTE, IMV,
ayudas a autónomos y empresas, al alquiler, a las hipotecas, pagos
de luz… forman parte del catálogo de iniciativas para que “nadie
quede atrás” y que los daños económicos se contengan. El papel
de la UE es determinante en este sentido, porque sin su ayuda no
podemos salir bien de esta situación. Por ello, la envergadura de
los fondos librados (más de tres billones de euros), con los cambios
políticos en la UE que esto implica, es una buena y esperanzadora
noticia.
Todos los pronósticos y
todos los índices apuntan que la crisis socioeconómica será muy
intensa en España, mayor que en el promedio de la zona euro. Los
responsables políticos tienen la ineludible obligación de abordar
nuestros problemas estructurales, que la pandemia ha acentuado. Entre
estos problemas destacan los relacionados con la desigualdad, la
conciliación, los problemas del mercado de trabajo, nuestra
debilidad industrial y excesiva dependencia del turismo… además
del problema de la corrupción y las necesarias reformas
institucionales.
Nos sumamos a otras muchas
voces que piden que recuperación económica, justicia social y
transición ecológica vayan de la mano. Como dice el
vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans: "Sería
un gran error invertir dinero en la economía del siglo XX, porque se
perderá dentro de cinco o diez años. Si no hay sostenibilidad
ambiental no hay sostenibilidad económica o social”. Darnos
sentido como sociedad y abrirnos a nuevos futuros de crecimiento
sostenible y equidad debería ser el objetivo.
Por todo ello, es
fundamental un gran acuerdo para la reconstrucción entre todos los
actores políticos, económicos y sociales. El esfuerzo continuo
durante un tiempo largo para salir de la crisis va a requerir de
mucha colaboración y cooperación. Será fundamental poner por
delante los bienes comunes (salud, educación…) y la cohesión
social (bienestar, igualdad, diálogo, participación…), no solo
para que nadie se quede atrás, sino también para que la democracia
no salga erosionada y no aumente la desafección política.