EDITORIAL: Elecciones andaluzas 2022 y la desconexión de la izquierda

Las encuestas, esta vez, han acertado. Las tendencias que se venían marcando se han cumplido, excepto en que la mayoría del PP ha sido aún mayor de lo previsto y es absoluta y que la subida de VOX ha sido menor de lo pronosticado. Así, se ha consolidado el giro a la derecha y Andalucía ha dejado de ser de izquierda, en términos electorales al menos. Veremos si este viraje electoral se traduce también en hegemonía social, como indican algunas encuestas.

Las derechas

La mayoría absoluta alcanzada por el PP es un resultado histórico. El mapa de Andalucía está teñido de azul sin excepciones por todos los municipios y provincias. Gana también apoyo entre los barrios más pobres.

El incremento de votos del PP y de diputados viene en su mayoría de Ciudadanos pero parece que también de la izquierda y de VOX.  Para una parte de los votantes de la izquierda el voto útil ha sido votar al PP para evitar la entrada de VOX en el Gobierno. Falta saber si las cifras que manejaban las encuestas se cumplen y a qué otros partidos afectan. 

Por su parte, Ciudadanos desaparece, perdiendo sus 21 diputados y VOX no cumple con sus expectativas, obteniendo 14 diputados, dos más que en 2018. No entran en el gobierno y el PP no tendrá excusas para plegarse a sus políticas reaccionarias. Esperemos que sea Andalucía la que marque el declive de VOX igual que en 2018 fue la primera en la que inició su vida parlamentaria.

Las izquierdas

La debacle de las izquierdas, tanto del PSOE como de Por Andalucía y Adelante Andalucía, no tiene paliativo. El PSOE obtiene su peor resultado en la historia de las elecciones andaluzas. Baja por primera vez del millón de votos que era la barrera que barajaban los dirigentes del PSOE para salvar los muebles.

Por Andalucía obtiene 5 diputados y Adelante Andalucía 2 diputados. Sumando los votos de las dos candidaturas suponen un 12% de los votos, en 2018 obtuvieron un 19% y 17 disputados.  Se quedan sin representación en Almería, Huelva y Jaén, bajan en votos y diputados y, aunque hubieran ido juntos y sumando los mismos votos, habrían sacado 12 diputados y no está claro que hubiesen evitado la mayoría absoluta del PP.  Han perdido más votos que el PSOE. La división entre ellos y las guerras internas retransmitidas en directo les ha pasado factura. Regresan a cotas previas a la irrupción de Podemos.

Desde 2015 la izquierda ha perdido cerca de un millón de votos. Parece claro que una vez más la abstención ha sido en su mayoría de votantes de la izquierda, cerca de 800.000 desde 2008.

Bloques

El bloque de la derecha suma el 56% de los votos y la izquierda suma el 36 %. En las elecciones de 2015 la derecha representaba al 36% de los electores y la izquierda representaba al 57%. Es a partir de 2018 cuando se da el cambio a favor de la derecha, tendencia que se consolida en estas elecciones.

Con estos resultados, Andalucía regresa a un momento político anterior a la crisis del bipartidismo, de los indignados del 15M. Da la impresión de que se cierra un ciclo de cambio. En las elecciones andaluzas de 2012, la suma de PSOE y PP fue el 80,2% del voto. En 2015, bajó al 62% y en 2018 se produjo un mínimo histórico, el 48,7%. En las elecciones del pasado domingo, la suma de PP y PSOE recupera posiciones, pues los dos grandes partidos llegan al 67,2%. Veremos si es algo coyuntural o no.

Éxito de la derecha

La imagen televisiva de celebración del PP de su mayoría absoluta la misma noche de las elecciones es todo un símbolo de lo que representa hoy el PP. Entre la gente que estaba celebrando la victoria predominaban las banderas andalucistas, acompañadas de las banderas españolas. El andalucismo ha dejado de ser patrimonio de la izquierda. El PP es tan autonomista como el PSOE. Moreno Bonilla ha puesto especial énfasis en cuidar la autoestima de los andaluces que ha sido siempre un valor político seguro.

La tesis de Norberto Bobbio puede resumir el relato de moderación y estabilidad que ha sabido construirse Juanma Moreno: “La moderación es la nueva radicalidad frente al populismo. Las formas en políticas son fondo, no solo estrategia. En estos tiempos duros de los arrogantes, la moderación y la templanza pueden ser la mejor arma para resistirlos y derrotarlos”.

Fracaso de la izquierda

Es más fácil explicar el éxito que la derrota. Hay acuerdo, entre los analistas, en las razones de la victoria del PP, mientras que las razones de la derrota de la izquierda son menos claras, más allá de lo que han evidenciado los resultados como que la división les perjudica y que la abstención es mayoritariamente de izquierda. 

La izquierda en su conjunto necesita hacer una reflexión en profundidad sobre las causas de la crisis que atraviesa y que deben ir más allá del análisis electoral. Necesita entender los cambios de todo tipo que vienen aconteciendo en Andalucía: cambios generacionales (más del 50% de la población ha nacido después del referéndum del 28 de febrero de 1980), cambios de  mentalidad, cambios socioeconómicos, cambios demográficos, cambios en el mundo rural,… Cambios, en definitiva, que hacen que el discurso de la izquierda planteada en términos de miedo a la derecha ya no funcione o de defensa del andalucismo frente al latifundismo suene extraño a las generaciones que no vivieron el 28F. Es decir, la izquierda se aleja del sentir mayoritario de la sociedad andaluza que no se mueve, tanto, en claves tan ideologizadas y que corresponde a otra Andalucía y a otro tiempo.  Se está desconectando de las mayorías sociales. 

Creemos que esta reflexión también debe afectar al conjunto del espacio social “progresista” y a las llamadas políticas de identidad y sus efectos más allá de los grupos referenciales.

Junto a estos aspectos propios de Andalucía, es necesario preguntarse por qué, a pesar de todas las medidas que está tomando el Gobierno de España, muchas de ellas con un contenido evidente de carácter social, no se traducen en apoyo social y electoral. ¿Falla el relato? ¿son insuficientes? ¿hay mucho ruido en el gobierno de coalición?

El binomio pobreza/abstención no es nuevo, pero sí lo es que el espacio de exclusión severa y moderada no deja de aumentar. Los estudios de Cáritas y la Fundación FOESSA alertan del aumento de la exclusión severa en Andalucía hasta 1,1 millón, y de 2,2 millones si hablamos de exclusión moderada, y con ello la desconexión de este sector de la población de la política y la abstención de los más humildes que llega hasta el 50% en algunos barrios. Si la izquierda no suma por el espacio de las clases medias y la gente con una situación más precaria se abstiene, el espacio de la izquierda no deja de reducirse.

Las elecciones andaluzas desde su convocatoria han tenido también una lectura en clave estatal. Por un lado, el PP ha querido extrapolar las victorias en las elecciones autonómicas de Madrid, Castilla-León y ahora Andalucía al resto de España y a las elecciones generales.  Veremos qué pasa en 2023, un año cargado de elecciones: municipales, autonómicas y generales.

La otra lectura en clave estatal está ligada al proyecto de Yolanda Díaz y su relación con la coalición Por Andalucía. Su implicación ha ido a más durante la campaña, sobre todo al final. Sin embargo, los resultados obtenidos por Por Andalucía no permiten ser muy optimistas de cara al proyecto de unidad que encabeza Yolanda y (está por ver) que las desavenencias con Podemos no vayan a más.

Esperemos que los grupos de izquierda de los que depende el proyecto dejen de poner piedras en el camino y sean conscientes de que para que la izquierda pueda gobernar en España es necesario, además de que el PSOE saque un buen resultado, que lo haga también el espacio a su izquierda. Y ahora lo único que puede generar algo de simpatía es que ese espacio se presente unido, de lo contrario el fracaso está servido.


EDITORIAL: 500.000 firmas para 500.000 personas esenciales

En este año 2022 se ha impulsado la campaña #Esenciales para presentar una Iniciativa Legislativa Popular que permita llevar al Congreso de los Diputados la regularización de las personas que se encuentran en situación administrativa irregular en nuestro país. El objetivo de esta ILP es conseguir una regularización general y extraordinaria que afectaría a 500.000 personas migrantes, para lo que se requiere de 500.000 firmas de apoyo.

La existencia de medio millón de migrantes que viven en la ilegalidad en España es una situación que ningún Estado de derecho debería admitir. La irregularidad en la que se encuentran estas personas es perjudicial para toda la sociedad. En primer lugar, para quienes sufren esta realidad ya que se ven obligadas a vivir sin derechos, lo que les condena a una situación de marginalidad e indefensión que ninguna sociedad democrática debe tolerar. En segundo lugar, perdemos la sociedad en su conjunto, privándonos  de la aportaciones de todo tipo (económicas, fiscales, …) que realizarían estas personas si no se encontraran despojados de sus derechos. Además, estas personas no son tenidas en cuenta a la hora de planificar los servicios públicos y sus necesidades porque quedan fuera del radar de las instituciones, como ha evidenciado la emergencia epidemiológica sanitaria que vivimos actualmente  con graves consecuencias para todos.     

Las situaciones de irregularidad que se producen están relacionadas con causas diversas. Una de las más importantes tiene que ver con las necesidades de mano de obra de la economía informal, es decir, mano de obra precaria y flexible que encuentra en la inmigración irregular una de las ofertas más atractivas. En nuestro caso, se suma la existencia de un mercado de trabajo irregular donde la persona recién llegada puede trabajar sin permiso en la agricultura, principalmente los hombres, y en el servicio doméstico, las mujeres, mientras esperan poder regularizar su situación. A ello, se añaden también unas vías de acceso regular muy restrictivas y con condiciones muy difíciles de cumplir. 

Hay dos falsos mitos asociados a la irregularidad de las personas migrantes que necesitamos desmontar. Uno de ellos es la creencia de que la mayor parte entra en patera, cuando  la inmensa mayoría lo hacen por Barajas y en condiciones de legalidad, con un visado de turista . Y otro, que las regularizaciones conllevan un efecto llamada, lo que ya se ha evidenciado como falso ya que los procesos de regularización que se han impulsado no han supuesto un aumento de la llegada de más migrantes. Es más bien el mercado el que actúa intensificando o debilitando los flujos migratorios. 

Por otro lado, la pandemia ha puesto de manifiesto una doble situación injusta y contradictoria entre sí para la población migrante. A la vez que se les ha marginado de todas las medidas de protección, su trabajo ha sido esencial para que la vida de los demás continúe. Es decir, por un lado, la pandemia ha dejado al descubierto situaciones que habían sido invisibilizadas, mostrando que estas personas están en desventaja y con mayor vulnerabilidad con respecto al resto de la sociedad, tanto por verse delegada la cobertura de las vacunas y ayudas sociales, como por la incidencia que la pandemia ha tenido en el aumento de la irregularidad sobrevenida, especialmente en los casos de solicitantes de protección internacional que ven denegadas sus solicitudes.  Y, por otro lado, se ha demostrado que estas personas son esenciales  para el mantenimiento de sectores imprescindibles como el del cuidado de personas mayores, dependientes, agricultura… Seguramente este sea un elemento que explica por qué más del 70% de la ciudadanía ve bien un proceso de regularización extraordinaria. 

Hacer regularizaciones no es algo que contravenga ninguna normativa legal ni en  España (se han hecho 6 procesos de regularizaciones) ni en  Europa (43 programas de regularización entre 1996 y 2008). Sin embargo, la regularización que se plantea en esta ocasión es singular por dos razones. Una, por el contexto, la pandemia ha mostrado lo imprescindibles que han sido en los momentos más duros y lo siguen siendo en la actualidad y es de justicia reconocerlo a través de este mecanismo legal y, otra, porque proviene del mundo de las ONGs y asociaciones de migrantes con amplio respaldo del mundo asociativo. Es la primera vez que se propone una ILP para que se lleve a cabo una regularización extraordinaria. Ello supone un esfuerzo importante para las asociaciones implicadas (más de 600) tanto para la recogida de firmas, 500.000,  como para llevar el debate a la sociedad y hacer llegar la necesidad de esta regularización. 

Por todo ello, desde acciónenred Andalucía nos hemos sumado de forma activa a esta iniciativa y hemos habilitado nuestros locales de Sevilla (C/ Curtidurias 15) y de Granada (C/ Enriqueta Lozano 7 bajo) como puntos fijos para la recogida de firmas. Porque son muchas las razones para apoyar esta ILP, acércate y apoya con tu firma.

WEB ESENCIALES: https://esenciales.info/


Editorial: Y tras la COP26 de Glasgow ¿qué hacemos?

20-diciembre-2021

Tras 26 años de COP (Conferencia
de las Partes), la primera fue en 1994, los niveles de emisiones de gases de
efecto invernadero (GEI) no han dejado de crecer a nivel mundial.

En 1992, en la Cumbre de la Tierra o también conocida como Cumbre de Río, se estableció la creación de la Convención Mundial de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, a la que se acogieron 196 países. Cuando esto ocurrió todavía no había tantas certezas de la influencia del  papel humano en las emisiones de gases de efecto invernadero. El panel de expertos sobre cambio climático (IPCC) ya había emitido su primer informe en 1990 y el objetivo de dicha Convención Mundial era “estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero a un nivel que impida interferencias antropógenas (inducidas por humanos) peligrosas en el sistema climático".

Casi 30 años después, y con unos GEI que siguen en un aumento, cerramos la COP26 de Glasgow  con la sensación de que todo sigue igual, y nada o poco cambia.

El Secretario General de la ONU, António Guterres, inició la reunión recordando que el objetivo marcado en el Acuerdo de París era no superar los 1,5ºC pero que, según  el último informe del IPCC, nos dirigíamos directamente a un aumento mayor de 2,7ºC a final de siglo, algo catastrófico,  sino realizábamos un giro inmediato en nuestras políticas de combustibles fósiles.  Para acercarnos al objetivo deseado debemos reducir un 45% nuestras emisiones de CO2 antes del 2030, dentro de 8 años.

Tras 15 días reunidos, el Pacto Climático de Glasgow, firmado por casi
200 países, es el primero de este tipo que prevé explícitamente la
reducción del uso y explotación del carbón, el combustible fósil que más gases
de efecto invernadero genera, y la reducción de los subsidios a los
combustibles fósiles ineficientes. La propuesta inicial era la eliminación, no
la reducción, pero India, al final de la negociación, exigió el cambio de
objetivo.

Otro elemento clave ha sido solicitar a los países  actualizar a más tardar el año entrante, 2022,
sus metas de reducción de carbono para 2030. También fue incluido en el texto
final la promesa, no la obligación, de entregar más dinero a los países en
desarrollo para ayudarles a adaptarse a los impactos climáticos. Se hace
énfasis en la necesidad de "aumentar significativamente el apoyo" a
los países en desarrollo más allá de los 100.000 millones de dólares al año
comprometidos en París.

Otros acuerdos parciales fueron el que establecieron Estados Unidos y China. Los dos países anunciaron un acuerdo conjunto para hacer más a favor de reducir las emisiones esta década, y China se comprometió por primera vez a desarrollar un plan para reducir el metano, un potente gas de efecto invernadero, muy asociado a la agricultura, ganadería y gestión de residuos.

Los líderes de más de 100 países, incluidos Brasil,
China, Rusia y Estados Unidos, prometieron poner
fin a la deforestación para 2030
.

Todas estas promesas podrían
sonar bien hace unos años, pero la situación de emergencia en la que nos
encontramos hace pensar que son insuficientes. Principalmente por su falta de
concreción de plazos y cuantías, la falta de obligatoriedad y el
desconocimiento  de la procedencia de los
fondos para llevarlas a cabo.

No queda definido cuántas emisiones debe recortar cada país durante la próxima década y con cuánta rapidez. Se revisará de nuevo en la COP27,  en Egipto. Otro año más perdido. Quién otorgará a los países en desarrollo los fondos que necesitan para recurrir a energías menos contaminantes y enfrentar los desastres del clima cada vez más extremos es otro de los temas candentes que ha quedado sin resolver. Y quién compensará los daños producidos por el cambio climático en los países o áreas más vulnerables ha quedado en el aire.

Mientras, la sociedad civil organizada y no organizada ha asistido expectante al desenlace de esta cumbre. Organizaciones sociales y ecologistas, movimientos climáticos (especialmente de jóvenes), científicos y personas de a pie, todavía albergábamos alguna esperanza en que la ansiada COP26 fuera el arranque definitivo hacia un cambio en el modelo, hacia un descenso de las emisiones de GEI a nivel mundial, hacia la eliminación del carbón  como combustible fósil de referencia y reducción de los restantes, hacia una transición energética y ecológica real y palpable.

Greta
Thunberg
, Vanessa
Nakate,
y otras jóvenes activistas climáticas han liderado las
movilizaciones por el clima que se han producido en Glasgow y en más de 200
ciudades del mundo. El lema  de los
jóvenes en la cumbre de Glasgow,  “not
more blablabla”, deja claro cuáles son las sensaciones y conclusiones de la
reunión.

Los resultados no son los esperados, no se ha producido el compromiso real que la sociedad, o parte de ella, deseábamos. Tendremos que esperar a 2022, para intentarlo de nuevo. Mientras esto ocurre debemos, a pesar de la desesperanza, mantenernos activos, unidos y comprometidos. Las organizaciones que estamos en esta causa debemos establecer lazos más fuertes, generar más movilización y conciencia y trabajar en el ámbito educativo con los jóvenes y sus familias, apoyando sus iniciativas.  Los jóvenes ya han demostrado y siguen demostrando que este problema les interesa.

Es nuestra responsabilidad seguir instando a los gobiernos (desde municipales a estatales) a que cumplan sus obligaciones con la ciudadanía. Porque no estamos hablando de “Salvar el Planeta, ni salvar a las ballenas”, estamos poniendo en jaque la continuidad de nuestra especie, la posibilidad de una vida humana que pueda ser vivida dignamente.

Cientos de organizaciones y
personas siguen poniendo en marcha múltiples y diversas acciones que reducen la
contaminación, reducen los residuos y los impactos y generan una forma de vida
más acorde con nuestro planeta y sus recursos. Cooperativas energéticas,
ecohuertos urbanos y escolares, pequeñas empresas de reciclaje y reutilización,
iniciativas para movilidad sostenible, redes de apoyo a personas vulnerables,
iniciativas ciudadanas de revegetación de los espacios, sistemas para reducir
el desperdicio alimentario masivo, y muchas otras acciones son necesarias en
nuestras vidas, y nos marcan una senda a seguir, nos alientan para creer que el
cambio de modelo es posible, no sólo desde el ámbito institucional, sino desde
el ámbito ciudadano.

Por todo ello, desde accionenred Andalucía, seguiremos trabajando y movilizando, creando espacios de encuentro, favoreciendo intercambios, acercándonos a los jóvenes para recoger sus inquietudes y dándole altavoz a las múltiples iniciativas que nos dicen que la transición ecológica es posible. Queremos seguir transmitiendo a la ciudadanía que hay esperanza, que millones de personas ya están en el camino y que, independientemente de lo que se acuerde en las esferas institucionales, seguimos apoyando y trabajando por la transición hacia un modelo más justo y respetuoso con nuestro planeta y con las personas.