APC "La encrucijada palestina: perspectivas del conflicto y desafíos para la defensa de los DD.HH."
El pasado martes 28 de noviembre realizamos una nueva sesión de nuestra Aula de Pensamiento Crítico en el marco de la Universidad de Granada. En esta ocasión, la sesión se ha titulado "La encrucijada Palestina: perspectivas del conflicto y desafíos para la defensa de los derechos humanos" y hemos contado con la participación de Ignacio Álvarez-Ossorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Complutense de Madrid, y con David Perejil, analista internacional y coordinador regional para el Mashreq en NOVACT.
Con esta sesión, a la que asistieron más 100 personas, buscamos contribuir a la reflexión y el análisis político del desarrollo del conflicto en Israel y Palestina en los últimos años, el papel de los actores nacionales e internacionales y las perspectivas después del ansiado fin de la escalada de violencia. Hemos querido, también, poner foco en la sociedad civil y la defensa de los derechos humanos. Dirigir nuestra mirada a la sociedad civil organizada y a las asociaciones humanitarias pacifistas, conocer voces críticas en todo el mundo, también dentro de Israel y de Palestina. Todo esto con el convencimiento de que solo poniendo los derechos humanos en el centro será posible una oportunidad para la paz y la convivencia.
Si no pudiste asistir o seguirla en streaming, te dejamos por aquí el video completo de la charla.
Agradecemos de nuevo a ambos ponentes su amabilidad y colaboración, a todas las personas asistentes su presencia y a la Universidad de Granada y el Vicerrectorado de Estudiantes y Asociacionismo su apoyo a esta proyecto.
VÍDEO COMPLETO DE LA SESIÓN:
FOTOS DE LA SESIÓN:
10D. Día de los DDHH, también en las fronteras
Hoy es 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. Hoy hace 74 años de la aprobación de aquella declaración que supone el primer reconocimiento universal de que los derechos básicos y las libertades fundamentales son inherentes a todos los seres humanos, inalienables y aplicables en igual medida a todas las personas, y que todos y cada uno de nosotros hemos nacido libres y con igualdad de dignidad y de derechos. Independientemente de nuestra nacionalidad, lugar de residencia, género, origen nacional o étnico, color de piel, religión, idioma o cualquier otra condición, el 10 de diciembre de 1948 la comunidad internacional se comprometió a defender la dignidad y la justicia para todos los seres humanos.
Sin embargo, 74 años después es necesario volver a recordad que estos derechos se deben garantizar a todas las personas, en todo momento y en todo lugar. También en las fronteras.
Lo sucedido el 24 de junio en la frontera de Melilla constituye un episodio evidente de violación de los derechos humanos. Este día murieron al menos 23 personas, 77 siguen desaparecidas y se realizaron 477 devoluciones en caliente (entre los que había algunos menores). 6 meses después de lo acontecido los cuerpos siguen en la morgue, sin autopsia. Los familiares siguen sin saber la causa de las muertes, ni se les ha entregado sus restos. Tampoco se les ha informado sobre qué ha sido de las personas no localizadas. Se trata de la mayor pérdida de vidas en una frontera terrestre europea conocida hasta el momento.
A pesar de ello, la respuesta por parte del Ministerio del Interior a esta tragedia está siendo opaca y vergonzosa, cuestionada por el Defensor del Pueblo y por la Fiscalía (que tienen abiertas sendas investigaciones), además de por el Consejo Europeo, la Eurocámara, la ONU, Acnur y más de 100 ONGs. Las informaciones proporcionadas por la Asociación Marroquí de Derechos Humanos y las publicaciones recientes de los medios de comunicación (BBC, El País…) dejan aún más en evidencia a Fernández- Marlaska. Las declaraciones del ministro evitando aclarar lo acontecido y amparándose en si los cuerpos de las personas muertas cayeron de un lado u otro de la valla, en si la fuerza realizada fue proporcional o no o usando alguna treta jurídica como la de “tierra de nadie” sin fundamento alguno, responde a un nivel de deshumanización y cinismo tan elevado que cuesta entender a qué principios está respondiendo. Frente a ello, es importante decir que “todos los muertos son nuestros” y no cabe mirar a otro lado. Tanta indiferencia y falta de empatía nos hiere como sociedad y no debemos permitirlo.
Las imágenes son espeluznantes. La actuación policial fue todo un despropósito. Un trato despiadado, un uso cruel de la fuerza e irresponsable poniendo en riesgo la vida de los migrantes (botes de gases, maltrato, ausencia de atención médica a los heridos…). Todo el operativo policial fue un desastre que seguramente se podía haber evitado de haber actuado de otra manera. Como dice Ángel Gabilondo, el origen de la tragedia fue “una situación de riesgo previsible”. Probablemente se quería dar un escarmiento y demostrar hasta donde se está dispuesto a llegar en la defensa del reciente acuerdo firmado entre España y Marruecos
No es la primera, ni la segunda vez, que ocurre un episodio de estas características. Son muchas las imágenes que recordamos de migrantes subidos a las vallas, atrapados entre concertinas o cruzando el mar en barcas inflables o incluso a nado. Recordemos el episodio de El Tarajal o todas las veces que hemos presenciado devoluciones en caliente que incumplían todas las normativas internacionales de asilo y que son justificadas desde los diferentes gobiernos de nuestro país.
Todos estos episodios son el fruto de una gestión de fronteras centrada en el control, la seguridad y la externalización que no atiende a los problemas reales que se están produciendo, deshumaniza y criminaliza a las personas que los sufren y deriva la gestión a terceros países democráticamente cuestionables.
Esta política de gestión fronteriza ha sido reforzada y defendida por los diferentes partidos que han llegado al Gobierno de España en las últimas décadas, y ahora también lo está siendo por parte del Gobierno actual, con Fernando Grande Marlaska como Ministro del Interior. Por su parte, la Unión Europea no debe sentirse ajena a lo ocurrido porque la frontera de Melilla es una frontera exterior europea y las muertes que se producen en sus fronteras exteriores casi a diario, junto a las malas prácticas de Frontex, cuestionan la política migratoria puesta en marcha por la UE.
Por todo ello, desde acciónenred Andalucía nos sumamos a la petición que han hecho más de 100 ONGs españolas pidiendo una comisión de investigación independiente para que se aclare lo sucedido y no vuelva a ocurrir nunca más. Como dice CEAR, ese día se vulneraron varios derechos recogidos en la Carta de Derechos Fundamentales de la UE y el Convenio Europeo de Derechos Humanos, entre ellos: el derecho de asilo; la prohibición de expulsiones colectivas; el derecho a la vida e integridad física; la prohibición de tortura, tratos inhumanos o degradantes; y el derecho a la protección de la salud. Ante esta realidad, insistimos una vez más en que “con los derechos no se juega”. Es urgente articular una política de gestión de fronteras inteligente, eficaz y ordenada que garantice, ante todo, el cumplimiento de los derechos humanos. Con los derechos humanos no se juega, no se negocia, son un imperativo legal y moral de nuestras sociedades.
Documental: La tragedia de Melilla ¿Qué papel jugaron España y Marruecos en las muertes?. El País
DOSIER PROTEGER LOS DERECHOS DE LOS MENORES MIGRANTES
Diciembre-2021
En este dosier se recoge material complementario que nos ha servido de apoyo para la elaboración de la campaña “Derecho a ser menor, una oportunidad de futuro”, que hemos puesto en marcha con motivo del 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. A través de esta campaña pretendemos invitar a una reflexión colectiva acerca de la necesidad de proteger los derechos de los niños y niñas más allá de cualquier otra condición, haciendo prevalecer siempre el interés superior del menor.
En este sentido, nos parece importante conocer la situación de vulnerabilidad en la que actualmente se encuentran muchos niños y niñas migrantes, especialmente aquellos que migran sin la tutela de un adulto. Articular medidas que garanticen la protección de estos menores hasta que cumplen la mayoría de edad, al menos, es cumplir con la Convención de Los Derechos de los Niños y por tanto con la Declaración de los Derechos Humanos.